Llovía gente, gente de caras pintadas y los ojos desencajados, jugando a un
*noletemoalridículo* ya trillado, pero los dejé convencerme. Es que pervive
mi gusto por el cine infantil igual que perviven en mí las caracterizaciones
exacerbadas de buenos y malos, y reyes, y soldados. Había un personaje
neptuniano, uno con el que yo de chica me hubiera sentido identificada y de
grande también, pero no me animo a confesarlo. Y esta mujer neptuniana
soñaba sueños indescifrables y golpeaba desde adentro de la cúpula de
cristal donde se extendía su sueño para pedir ayuda a alguien de afuera, a
un marido mundano a kilómetros de cama.
Y yo desde este frasco en donde rigen normas que permiten certezas como las
medievales, normas morales, o fantasiosas, que exacerban los caracteres
hasta el arquetipo los malos, los tontos, los heterosexuales, las orugas,
las damas, los drogadictos, el amor, los uruguayos golpeo y a través del
vidrio pido que alguien agarre el martillito, que es caso de emergencia, y
rompa. Rompa y diga: Quedate tranquila, no existen esas cosas.
http://festejandolossentidos.blogspot.com
Ese jueves, cuando los Reyes se asoman al público y preguntan al pueblo: "¿Quieren más?, una cortina se corrió para dar paso a un explosivo y breve show de SUSPENSIVOS INFLAMABLES.
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